![]() Salvador Dalí Domenech Figueras 1904 – Figueras 1989 Dalí desnudo -detalle- (1954) Biografía. |
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Página de dibujos de Dalí |
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BODEGÓN DE PECES
(1923-24) Óleo sobre lienzo (50 x 55 cm.) Salvador Dalí Museum, St. Petersburg (Florida) Conocedor de las técnicas y dotado de una excelente habilidad para el dibujo, Dalí reliza todo tipo de estudios y trabajos. El realismo académico es una asignatura agradecida para él. Este es un ejemplo de bodegón en el que refleja un dominio sorprendente de las luces y la composición. |
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AUTORRETRATO CUBISTA
(1923) Óleo con collage en cartón sobre madera (104 x 75 cm.) Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Influido por todos los movimientos artísticos de la época, Dalí pinta este autorretrato de estilo cubista. Es evidente la influencia de Juan Gris, los periódicos, la pipa… Realmente Dalí ya mostraba su tendencia figurativa y le costaba reinterpretar la realidad. Su academicismo le llevo a poner un punto de referencia a modo de perspectiva cónica en la parte superior donde confluyen todas las lineas verticales, era su justificación formal del cubismo. |
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DESNUDO EN PAISAJE
(1923) Óleo sobre cartón (51 x 50 cm.) Numerosas son las incursiones en estilos más o menos determinados. Este ejemplo psudoimpresionista nos sugiere la facilidad del pintor para experimentar con éxito en cualquier formula pictórica. Dominaba el dibujo con tal facilidad que los distintos estilos sólo eran una distinta forma de dar el color sobre bocetos. Debido a esta facilidad y una incansable dedicación, Dalí realizó una innumerable obra estimada en mas de 1000 pinturas. |
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RETRATO DE LUIS BUÑUEL
(1924) Óleo sobre lienzo (68,5 x 58,5 cm.) Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Dalí conocía a Buñuel hacía ya dos años y tenían amistad compartida con Federico García Lorca. Más tarde colaborarían en dos películas surrealistas. En este retrato, Dalí muestra sus valores artísticos más encomiables que le proporcionaban unas notas excelentes en la Escuela de Bellas Artes. Un retrato técnica y academicamente impecable con un paisaje con tendencias surrealistas adaptado magistralmente en el conjunto de la obra. |
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MUCHACHA EN LA VENTANA
(1925) Óleo sobre cartón piedra (105 x 74,5 cm.) Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Uno de los cuadros más famosos de Dalí realizado cuando tenía 20 años. Los contactos con el surrealismo no han influido todavía de manera apreciable en su pintura. Realiza un trabajo de gran uniformidad cromática y sencillez en la composición. La originalidad de este lienzo radica en la utilización de un modelo femenino -su hermana- que está de espaldas y a la que no se ve el rostro. En él se adivina que esta observando la lejanía del paisaje, que es lo mismo que hace el espectador al ver el cuadro. |
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ARLEQUIN
(1927) Óleo sobre lienzo (196,5 x 150 cm.) Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Un lienzo en el que intenta una incursión en el cubismo, un estilo que Dalí adorna con sus particulares características. El fondo es plano y real sobre el se arroja una sombra de los planos en los que refleja la figura de un arlequín. La luz divide diagonalmente en dos el cuadro con contrastes coloristas. |
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BODEGÓN AL CLARO DE LUNA
(1927) Óleo sobre lienzo (199 x 150 cm.) Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Otro cuadro pseudocubista de la misma época. No puede escapar de incluir elementos absolutamente reales aunque sean unicamente dibujados a línea. El bodegón situado en el centro es formalmente cubista en sí, el entorno es como un acomodo figurista que justifica la situación de la mesa, las casas, el mar y la luna. |
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CUATRO MUJERES DE PESCADORES DE CADAQUES
(1928) Óleo sobre lienzo a (148 x 196 cm.) Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Uno de los cuadros que se puede englobar dentro de los experimentos momentáneos que Dalí realizó antes de encontrar sus verdaderas lineas de creación. Recuerda a trabajos de Miró o Picasso, pero Dalí era un artista menos innovador y pronto encontraría su primer estilo definido, el surrealismo. |
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EL GRAN MASTURBADOR
(1929) Óleo sobre lienzo (110 x 150 cm.) Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Este cuadro, formalmente tiene las características de toda su pintura surrelista: una unidad equilibrada a pesar del gran número de elementos que posee, y el espacio inmenso que junta el cielo y la tierra en la lejanía. Dalí ya es surrealista y ello le permite reflejar en sus obras su vida y todas sus obsesiones. Una de ellas es el sexo. Profundo conocedor de los estudios de Freud, Dalí no esconde su personalidad ni sus problemas que da a conocer tanto en sus cuadros como en sus entrevistas. Esta personalidad abierta le diferencia de todos los otros artistas del movimiento surrealista. En este cuadro todo tiene su significado más o menos ambiguo. El elemento central es su autorretrato -que repetirá en muchos otros cuadros-, estilizado pero reconocible: la gran nariz, el color amarillento y cara alargada. Está claro que el protagonista de todas las alegorías es él, y pegado a su figura hay numerosos elementos con significados variados. El saltamontes, un animal que le producía pavor, lleno de hormigas que simbolizan la muerte. Un anzuelo como atadura a la familia, el león como deseo sexual, usa piedras como su pasado, una figura aislada como soledad… El tema de la masturbación aparece en la mujer de estilo modernista que surge de su retrato y cuyo rostro esta cerca de unos genitales masculinos escondidos en unos calzoncillos ceñidos. Pegada a la mujer hay un lirio, que simboliza la pureza, una enrevesada forma de definir a la masturbación como la relación sexual más pura. Como es constante desde que la conoció, Gala aparece representada, en este caso en la pareja que está abrazada debajo de la figura principal. Las pestañas largas de todos los autorretratos de este estilo que se hizo Dalí representan la esperanza de cumplir sus sueños. |
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MONUMENTO IMPERIAL A LA MUJER NIÑA
(1929) Óleo sobre lienzo (140 x 81 cm.) Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Las imágenes del subconsciente son los temas que Dalí pretende plasmar en sus cuadros. Es lo que él denomina el método paranoico-crítico, que con el paso del tiempo lleva a su máxima expresión. Son cuadros que intentan liberar sus propios traumas, en especial los sexuales. Vuelve a utilizar sus elementos habituales que simbolizan el deseo sexual, tigres o leones. La composición formal del cuadro es la que sigue en casi todas sus obras surrealistas, esto es, un ambiente infinito con un horizonte difuso en el que se acomodan los numerosos elementos que forman la unidad de la obra. |
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EL HOMBRE INVISIBLE
(1930) Óleo sobre lienzo (140 x 81 cm.) Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Otro cuadro con el mismo estilo surrelista de esta época. En esta ocasión el horizonte lo situa en la parte superor y además es más difuso al ubicar el instante en un atardecer, lo que hace que el color del cielo no sea el azul de otros lienzos. El simbolismo radica en el deseo de no ser visto y ver todo. La figura del hombre invisible está compuesta por elementos en distintos planos que hacen necesario un esfuerzo del espectador para ver o bien el conjunto completo, o bien un elemento concreto. |
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LA PERSISTENCIA DE LA MEMORIA
(1931) Óleo sobre lienzo (24 x 33 cm.) Museo de Arte Moderno. Nueva York Un pequeño pero famoso cuadro de la época más surrealista de Dalí. El paisaje tiene influencias de los trabajos que realizó del mar en su juventud, hasta se puede reconocer el Cabo de Creus en la parte superior derecha. Aparece una vez más su retrato rodeado de relojes doblados, derretidos. Intenta reflejar en ellos la irrelevancia del tiempo; el único reloj no deformado está cerrado y lleno de hormigas que simbolizan muerte. |
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SUEÑO CAUSADO POR EL VUELO DE UNA ABEJA EN TORNO A UNA GRANADA UN SEGUNDO ANTES DE DESPERTAR
(1944) Óleo sobre lienzo (51 x 41 cm.) Fundación Gala-Salvador Dalí, Figueres Dalí ya ha comenzado a cambiar de estilo, se inclina por una tendencia clásica en sus pinturas, pero sigue siendo surrealista. Los elementos tradicionales de su anterior etapa, grandes espacios, felinos, elementos flotantes, los mezcla con un desnudo -Gala- compacto pero delicado, que contrasta con la fiereza de los tigres y agresividad del fusil. Un cuadro de pequeñas dimensiones y muchos elementos, resuelto con gran habilidad. La avispa que vuela en torno a una granada está en la parte inferior derecha del cuadro, casi sin importancia. |
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GALARINA
(1944/45) Óleo sobre lienzo (64,1 x 50,2 cm.) Fundación Gala-Salvador Dalí, Figueras Antes de convertirse por completo en un pintor de “estilo clásico” Dalí realiza este magnífico retrato de Gala, su musa. Es como un avance de su próxima etapa pictórica. Le llevó más de seis meses de laborioso trabajo concluir este retrato. El nombre de Galarina se lo puso Dalí como comparación y símil de La Fornarina de Raphael. La postura inclinada, el fondo oscuro, hábilmente contrastado con la figura, y las luces hacen de esta obra el inicio del espíritu místico de sus siguientes obras. Este ambiente está roto intencionadamente por el desnudo parcial de la modelo, reminiscencia erótica del pasado y de su admiración absoluta por Gala. |
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LEDA ATÓMICA
(1949) Óleo sobre lienzo (60 x 44 cm.) Teatro-museo Dalí, Figueras. En 1949 acaba de regresar de Estados Unidos y su estilo ya es “clásico” con las características dalinianas de los grandes espacios, horizontes lejanos, elementos flotantes, luces agresivas… El estudio anatómico de la modelo -Gala- y del cisne contrasta con la irrealidad de la situación. Mantiene elementos simbólicos, recuerdos de su pasado surrelista. |
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EL CRISTO DE SAN JUAN DE LA CRUZ
(1951) Óleo sobre lienzo (205 x 116 cm.) Art gallery, Glasgow. Posiblemente el cuadro más famoso y difundido de Dalí. Curiosamente la posición del Cristo no es idea original del pintor, se basó en un cuadro conservado en el Monasterio de la Encarnación de Avíla realizado por San Juan de la Cruz. Pertenece a su época mística-clásica que comenzó en los años 40 y que ha sido criticada por numerosos entendidos acusándola de comercial. Realmente son pinturas con un domino absoluto del dibujo, muy trabajadas y con composiciones espléndidas. Picasso comentó en esta época de Dalí “…el último pintor renacentista que le queda al mundo..”, una opinión que compartimos y valoramos. Además del Jesuscristo crucificado, incluye un paisaje de Port-Lligat tan dibujado y estudiado anteriormente, y un espacio casi infinito. El Cristo en sí esta incluido en una perspectiva basada en la Ley renacentista de la Divina Proporción. Esta situación, la eliminación de cualquier elemento dramático -sangre, heridas, dolor-, y la plasmación de la serenidad, hace que el Cristo proyecte su presencia sobre toda la tierra. |
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GALATEA DE LA ESFERAS
(1952) Óleo sobre lienzo ( 65,2 x 53,2 cm.) Fundación Gala Salvador Dalí , Figueras En este cuadro Dalí intenta reflejar lo que anteriormente ya había escrito en su Manifiesto Místico: la vertiente espiritual -retrato místico de Gala- y la ciencia -las esferas- se combinan como orden general del Universo. Es una idea que le obsesiona y como tal pinta una y otra vez. Simplifica el fondo, básicamente es el mismo, pero solo hay cielo y mar eliminando cualquier otro elemento que complique la percepción del tema principal. |
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CRUCIFIXIÓN o CORPUS HIPERCUBICUS
(1954) Óleo sobre lienzo (194.5 x 124 cm.) Metropolitan Museum, New York Este cuadro es definido por Dalí como “un sensacional cuadro, un Cristo explosivo, nuclear e hipercúbico, un trabajo metafísico…” Sin duda es uno de los trabajos de su experimentación clásica trascendental más elaborados, el tratamiento de Gala expectante y sus ropas recuerda a Zurbarán o Murillo. La composición de la cruz, sus cubos, la posición del Cristo -desplazado para que la sombra se situe en el centro- y los demás elementos han suscitado discusiones sobre su intencionalidad. Lo único seguro es la fascinación de Dali por combinar la espiritualidad y la técnica expresada como geometría o matemáticas. |
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LA ÚLTIMA CENA
(1955) Óleo sobre lienzo (167 x 268 cm.) National Gallery, Washington, D.C. La valía de dibujante de Dalí se hace patente en este cuadro realista con una técnica excepcional. Los elementos simbólicos-geométricos son evidentes, el escenario es un dodecaedro, esto es un elemento compuesto por doce pentagónos como el número de los apóstoles. La transparencia trancendental -divinidad- de Jesúcristo en contraposición de la sólida simetría de los apostoles, unida al tratamiento del tema, sin detalles y con una luz ardiente, hace de esta obra un ejemplo de composición mística. El Cristo con los brazos abiertos que corona el cuadro, posiblemente sea una referencia a la resurección. |
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JOVEN VIRGEN AUTOSODOMIZADA POR SU PROPIA CASTIDAD
(1954) Óleo sobre lienzo Playboy collection, Los Angeles Dalí sorprende constantemente. Cuando parecía que su clasicismo místico llegaba a su cenit con La Crucifixión o La Última Cena, realiza esta incursión en su pasado lleno de obsesiones sexuales. Aparece otra vez el Dalí de espíritu surrealista de cuadros con simbolismos hasta en el título. Pero ya se había ganado a todo tipo de publico y crítica, siempre existía un cuadro que gustaba fuese cual fuese la personalidad del espectador. |
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