Pero la calzada ideal, que solo se construyó en la mejor época del Imperio, era la que llagaba a las grandes ciudades. Tenía hasta un metro de espesor, y constaba de los siguientes elementos:
- El statumen o cimientos que se adecuaban a las características de la zona.
- El rudus, una capa de cascajos sobre los cimientos.
- El nucleus, directamente encima del rudus se extendía arena y cal mezclada con cantos rodados y todo ello apisonado.
- El pavimentum –summa crusta o summa dorsum-, de losas encajadas con piedras más pequeñas y esquirlas metálicas. Su superficie estaba peraltada en las zonas necesarias y ligeramente abombada, para la evacuación del agua de lluvia.
A sus lados existían canales para la recogida y conducción del agua. Además se señalizaba con mojones que indicaban distancias, llamados milliarios. Algunas de ellas, ya en la ciudad o cerca de ella, tenían aceras elavadas para el peatón.
- Puentes
En España muchos de los puentes romanos siguen en funcionamiento, algunos de ellos tal y como fueron originalmente, otros modificados. Los ingenieros romanos fueron verdaderos maestros en su construcción, ya que eran elementos fundamentales para el acceso a ciudades, que con intención se situaban en las inmediaciones de ríos. El motivo de esta ubicación era tanto defensivo como infraestructural -abastecimiento y desagüe-. Es evidente, que la gran red de vías romanas que se desplegó en la península necesitaba muchos puentes, con lo que los construidos fueron numerosos.
Muchos de los puentes que se construyeron más tarde, en la Edad Media, pasaron erroneamente por romanos. Para ello podemos dar una serie de características, no determinantes, pero que nos pueden ayudar a distinguir el origen romano de las construcciones:
- Arcos no apuntados.
- Fábrica de sillares muy elaborados y frecuentemente almohadillados.
- Calzada de más de 5 m. de ancho.
- Calzada de trazo horizontal o ligeramente inclinada “poco alomada”.
- Pilares rectangulares desde la base, con tajamares triangulares o circulares adosados que se cortan antes de llegar a los pretiles.
En España destacamos los puentes:
También son importantes:
- En la Vía de la Plata
- Puente del río Algarrebas y de Alcantarilla en Mérida Página de la ciudad de Emerita Augusta
- Puente de Alconétar sobre el Tajo, en Cáceres. Actualmente los pocos restos están transladados a una pradera cercana de su ubicación original, ya que esta se encuentra bajo las aguas del embalse de Alcántara. Originalmente, se estima que tenía 16 arcos -actualmente solo 4 correspondientes a uno de los arranques- con una longitud de unos 300 m. y una anchura de 6,50 m. Los arcos son rebajados o escarzanos, no de medio punto. Los dos primeros arcos son de factura romana, los siguientes han sufrido restauraciones medievales. Una de las pilas que nos quedan tiene tres cornisas, decoración excesiva para lo habitual, y es de un tamaño apreciable: lógico, si pensamos que era un puente para un gran río, el Tajo. De fábrica de grandes sillares almohadillados, tienen un tajamar triangular aguas arriba y en su contrario, un paramento semicircular. Se pueden observar los apoyos de los arcos rebajados sobre los pilares.
- Puente de Caparra sobre el río Ambroz, en Oliva de Plasencia, Cáceres. Posiblemente construido en época del emperador Augusto y en las inmediaciones de la ciudad de Capera. Es pequeño, de 65 m. de largo y de 7,30 m. de ancho, siendo originalmente de 5,50 m. ya que se ensanchó en 1955 en casi dos metros, procediendose a desplazar una fachada, concretamente la situada aguas abajo. Realmente sólo los dos arcos centrales son de fábrica romana, como consecuencia de las muchas y descuidadas modificaciones que ha sufrido. Sus bóvedas mantienen la fábrica de sillares almohadillados y nacen en arcos de medio punto. El pilar central, de 3,80 m. de ancho, tiene el tajamar triangular. Las luces de los arcos centrales -los romanos- son de 8,70 m. y 8,90 m.
- Puente de Segura sobre el río Eljas. Compuesto de cinco arcos, solo los dos de los extremos son de fábrica romana. Los tres centrales mantienen las pilas originales, siendo las bóvedas de factura medieval. Los sillares romanos son almohadillados y las pilas tienen un tajamar triangular.
- En la Vía Augusta:
- Puente de Córdoba sobre el Guadalquivir Página de la ciudad de Corduba
- Puente del Diablo sobre el río LLobregat, en Martorell, Barcelona. Reconstruido casi por completo en varias ocasiones, actualmente se asemeja a su diseño medieval. Únicamente resta de su diseño original el Arco honorífico romano situado en uno sus accesos.
- Puente de Alcantarilla sobre el río Salado de Morón, en Sevilla. Compuesto de dos arcos de medio punto simétricos de 8,90 m. de luz que marcan las bóvedas de 6m. de ancho. La pila central ha perdido su tajamar.
- Puente de Los Pedroches, en Córdoba. De tres arcos de medio punto, midiendo el central 4,50 m. y los laterales 1,90 m. Las bóvedas tienen un ancho de 4,90 m. Es de resaltar que parte de las dovelas están engatilladas, característica poco habitual en las construcciones romanas. Su estado de conservación es lamentable.
- Puente de Villa del Río, en Córdoba. Con todas las dovelas engatilladas, y los sillares almohadillados. Está compuesto de cuatro arcos de medio punto y dos desaguaderos en las pilas del arco central. Se han perdido los tajamares, posiblemente enterrados.
Además existen algunos que solo mantienen algunas partes de construcción romana: Castellar y Palmero en Cuenca, los de Matapozuelos y Valdestillas en Valladolid, el de Trespuentes en Álava, el de Aluenda en Zaragoza y el Ponte romano de Lugo.
- Acueductos y presas
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Los acueductos se construyeron para salvar los accidentes geográficos que existían entre los manantiales o ríos y las ciudades. No solo se pasaban los valles mediante arquerías superpuestas, también se excavaban montañas con grandes tuberias, pozos y niveles de mantenimieno. Debemos destacar los siguientes:
Además existen otros, menos conocidos, pero que supusieron grandes construcciones de ingeniería. De estos podemos destacar el acueducto de Termancia, con una longitud de más de 3.300 m. y con gran parte de él excavado directamente en piedra.
Las presas servían para acumular el agua para abastecer a grandes ciudades, asegurándose su suministro en todas las épocas del año. Son de destacar:
- La presa de Proserpina, en Mérida.
- La presa de Cornalvo, en Mérida.
- La presa de Almonacid de la Cuba, que embalsaba las aguas del río Aguasvivas en Zaragoza. Es la presa romana más alta de la península con sus 34 m. Está compuesto por una pesada y robusta estructura que cierra el cañón por donde discurre el río. Con un núcleo de calicanto -opus caementicium- y dos muros de mampostería -opus incaertum-, uno a cada lado. En la parte exterior se refuerza con escalonados de sillares colocados a hueso.
- La presa de la Ermita de la Virgen del Pilar, embalsaba las aguas de un afluente, el Moyuela, del río Aguasvivas en Monforte de Moyuela, Zaragoza. Solo se conservan 20 m. del comienzo del dique.
- Puertos y Faros.
Las naves romanas y los barcos de transporte de mercancías debían ir de puerto en puerto con una rapidez y seguridad necesaria para el mantenimiento de un gran imperio. En estos puertos se construían todas las dependencias necesarias para la ejecución de las maniobras necesarias para el buen funcionamiento de todo el conjunto portuario: los pórticos con almacenes y oficinas, las atarazanas para estacionar las naves, las estradas para subir un barco a tierra, los surtidores de agua potable y la maquinaria para la carga y descarga de mercancías.
Además se necesitaba un sistema de señalización para la adecuada entrada y salida del puerto, para ello se utilizaban las balizas, colocadas a la derecha de la entrada. Los faros indicaban a los marinos la presencia de la costa.
En España destacamos:
Además debemos nombrar dos faros desgraciadamente desaparecidos, ambos de estructura escalonada en varios pisos -tres o cuatro- lo que les dotaba de una altura considerable:
- Faro de “Cadiz”, de origen púnico y que fue utilizado y modificado por los romanos. La referencias documentales se han ampliado recientemente por el descubrimiento de unos dibujos a carboncillo sobre pared en los que se supuestamente se representa este faro.
- Faro de “Chipiona”, llamado turris Caepionis, el más importante en su época de la península. Fue construido por Quinto Servilio Sepion, siendo semejante al famoso Faro de Alejandría, en diseño y tamaño. Estaba culminado por una gran estatua en bronce.
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