Solimena fue el mayor representante de la escuela napolitana de la primera mitad del siglo XVIII. Tuvo una carrera muy productiva, son numerosísimos los frescos que realizó para diferentes iglesias de Nápoles. Le llegaban encargos de todos los puntos de Europa, ya que fue uno de los pintores más reconocidos. Creó una verdadera estela pictórica que muchos continuaron. Se sabe que Fragonard estudió a fondo su trabajo en S.Paolo Maggiore, y que incluso llegó a copiar algunas de sus composiciones. Su estilo es muy vigoroso, en clara deuda con el Barroco, en el que se había formado. Debe muchos rasgos a pintores como Luca Giordano, Lanfranco y Preti. La elegancia clásica y exquisitez con que trata a sus figuras hace recordar a Anibal Carracci y a Rafael. Solimena tuvo como discípulo a Corrado Giaquinto, éste trabajó en el Palacio Real de Madrid durante su estancia en España entre los años 1753-1762. En 1762, también Tiépolo se encontraba en España.
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