ALMORÁVIDES Y ALMOHADES
 



 
    1.-  ALMORÁVIDES (1091-1146)
 
    La debilidad de los reinos de taifas provocó que Yûsuf ibn Tâšfîn (1091-1106), caudillo de los almorávides africanos, a quien los reyes andalusíes habían pedido anteriormente ayuda contra los cristianos, decidiera tomar las riendas del poder en al-Andalus, que se integraría en su reino africano.
 
   Justificaron esta ocupación por la degeneración moral y militar de los reyezuelos taifas. Una vuelta a la ortodoxia musulmana será la característica de este dominio, con lo que supone de restricción en lo sensual y recreativo. Quizá contemplemos una crisis de las letras, o, por el contrario, un auge de los mejores autores del pensamiento hispanomusulmán.
 
   Ante el escaso entusiasmo de los almorávides por los panegíricos que recibían, los poetas andalusíes cultivarán géneros poco académicos: la poesía obscena y el zéjel, junto a formas ya conocidas, como la moaxaja y, en general, la poesía de evasión.
 
    Con muchos de los poetas de época de taifas, conviven otros, como Abû l-Qâsim ibn al-Yadd, kâtib de Ibn Tašfin, Ibn al-`Arîf (m.1141) e Ibn Barrayân. Otros serán de origen africano, como el cadí `Iyâd (Ceuta 1083- Marraquech 1149), autor de una Sifâ´.
 
Diwân
Edición moderna del
Diwân de Ibn Quzmán
   Ibn al-Sayrafî (m.1174), escribió una casida sobre táctica militar y fue también historiador.
 
    Al-A´mâ al-Tutîlî, el ciego de Tudela (m.1126) representa esta corriente de poesía popular, desenfadada, obscena y no exenta de cierto cinismo, junto a su lazarillo, Abû l-Qasim al-Manîsî (nacido en Manis -Sevilla- siglo XII), Ibn Bâqî de Toledo (m.1150), Al-Abyad, Abû Bakr al-Majzûmî, Abû Hafs `Umar ibn `Umar, cadí en Córdoba y Sevilla, etc.
   La línea culmina en Ibn Quzmân (1086-1160), maestro del zéjel, de métrica silábica acentuada, emparentado con la moaxaja.
 
En su Diwân o cancionero, incluyó palabras mozárabes y expresó abiertamente su desprecio por los almorávides y su brutalidad ante las artes.
Diwân
Edición moderna del
Diwân de Ibn Quzmán

Ibn al-Zaqqâq
Edición moderna de
poesías de Ibn al-Zaqqâq

 
   Sobrino de Ibn Jafâya de Alcira, el jardinero, fue Ibn al-Zaqqâq (1096-1134). Su lírica muestra el curso de la poesía árabe, sobre metáforas establecidas, que irán complicándose paulatinamente. Quizá esta literatura apunta a la necesidad de evasión que sienten gran parte de los poetas y que fue real en algunos, como Abu-l-Salt Umayya (1067-1151) de Denia, que huye a Egipto de los almorávides.
 
    Ibn Jayr de Sevilla (1108-1174) fue autor del Fihrist, índice de los libros de diversas materias de su época y de biografías. También Abû Muhammad `Abd Allâh ibn Ibrâhim al-Hiyarî (1106-1155) de Guadalajara, dejó un repertorio biográfico: Mushib, que mereció continuarse.
Ibn Bassam
Página de la
Dajîra de Ibn Bassam

 
   Pero entre los libros más ricos de la literatura hispanoárabe figura la Dajîra (Tesoro) de Ibn Bassâm de Santarem (m.1147). Junto a los numerosos autores occidentales y orientales que selecciona, ofrece interesantísimos fragmentos o poesías que ilustran su labor. Gracias a él nos han llegado diversas risalas, maqâmas y otras obras estudiadas en páginas anteriores, que sólo conocemos por su testimonio. El códice de la Dajîra se custodia en la biblioteca nacional de París.
 
   Mientras estas cosas sucedían en al-Andalus, Badî àl-Zamân al-Hamadânî (968-1008) inventa en Bagdad un nuevo género: la maqâma, que narra las aventuras de un personaje que se asemeja al pícaro castellano. Nuestra Península acabó denominando maqâma a epístolas por capítulos o a obras de prosa rimada, confundiendo este género con la risala y, quizá, con otros.
 
   Al-Harîrî (m.1122), siempre en Oriente, complica el género de la maqâma, que terminaría por necesitar un comentario más o menos erudito, como el que escribió Abu-l-Àbbas Ahmad al-Sarisí de Jerez (m.1222).
 
   Entre las más antiguas maqâmas andalusíes están las de Ibn Abî l-Jisâl (1072-1145), que dejó, ademas, una Antorcha de la literatura, perdida.

Folio de un manuscrito
bagdadí de al-Harîrî

 
   Autor de dos grandes antologías poéticas es al-Fath Ibn Jâqân de Alcalá la Real (Jaén), muerto hacia 1140: Qalâ`id al-`iqyân (Los collares de oro) y Matmah al-anfus (Otero de las palmas). Son de gran interés, pese a que su autor fuese acusado de parcial. Además se le atribuye una maqâma en que satiriza al poeta Ibn Sîd de Badajoz (1052-1127). Fue amigo de Avempace, y, acaso por su pasión etílica o por sus sátiras, murió ahorcado.
 
   La colección más completa del nuevo género serán las maqâmas zaragozanas de Abû Tâhir Muhamad ibn Yûsuf al-Tamîmî de Zaragoza (m.1143).
 
   Se mantienen géneros tradicionales, en obras como el Rayhân al-albâb, de Ibn al-Mawâ`înî de Córdoba (m.1164), adab sobre ciencia e historia.
 
   Otros autores fueron Abû Ahmad ibn Hayyûn o el geógrafo al-Idrisí (1100-1169), que describe África y España.
 
   Posterior a la época almorávide debe ser la novela Ziyad, el de Quinena, libro de aventuras, que se ha considerado precedente de las novelas de caballerías españolas.

 
 
    2.-  ALMOHADES (1146-1269)
 
   La llegada de los almohades restaura una época de prosperidad para las letras, especialmente para la filosofía. Sin embargo, la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, supuso el golpe casi definitivo para el Islam andalusí.
 
   Géneros jóvenes, como la maqâma, continúan con Muhammad ibn `Iyâd, según el Mugrib, fuente de maqâmas y risalas, pero la filosofía se abre paso ya con personajes como Maimónides (1135-1204), judío que escribe en árabe gramáticas, cartas y, sobre todo, su obra maestra, Guía de los descarriados, que se tradujo al castellano en el siglo XV.
 
   La lírica conoció en Valencia a al-Waqqasî o al-Rusâfî (m.1177), autor, éste último, de una Descripción del cálamo y un Diwân, de poesía descriptiva y báquica. En Granada escriben Abû Ya`far ibn Sa`îd (m.1163), aristocrático, ejecutado por antialmohade, y enamorado de la poetisa Hafsa bint al-Hâyy al-Rakûnî (m.1191), o Ibn Farsán de Guadix.
 
   Safwân ibn Idrîs de Murcia (1165-1202) fue autor de risalas y biografías. Su obra más importante es la antología poética Zâd al-Musâfir, continuación de la de Ibn al-Imâm de Silves (1155). Abû Bakr ibn Zuhr (1113-1199) cultivó la moaxaja. Otros poetas fueron Ibn Muybar (m.1191) o Al-Munsafi
 
   Al-Saqundî (m.1232), compuso una risala en defensa de la cultura de al-Andalus, y el malagueño Ibn al-Sayj (1132-1207), un adab: Kitâb Alif Bâ`, enciclopedia para su hijo. Destaca Ibn Sâhib al-Salá de Beja (m.1180) por una Historia de los almohades, continuada a su muerte, hasta 1184. También Abd al-Wahid al-Marrakusi historió esta época, e Ibn Baskuwâl (1100-1182), discípulo de Averroes, dejó unas biografías en el Kitâb al-Sila, que sigue a al-Faradî. Más arriba citamos a Abu-l-Àbbas Ahmad al-Sarisí (m.1222) y sus comentarios a al-Hariri.
 
   Entre las grandes figuras de esta época, tenemos a Ibn al-`Arabî de Murcia (1165-1240), sufí, es decir, especie de místico neoplatónico que, entre otras cosas, hablaba con los muertos. Escribió poesía erótico-mística y vidas de sufíes. Su obra más famosa es el adab Muhâdarat al-abrâr. Siguió a Ibn al-`Arîf e Ibn Barrayân. Con Intérprete de los amores, Perla preciosa o Libro del cero influye en Ramón Llull. Finalmente, emigró a Damasco y Bagdad, donde murió. Discípulo suyo fue el sufí Ibn Sab`în de Murcia (1218-1270), muerto en El Cairo. Su mística lo acerca a los sabiníes. Místicos fueron también Ibn Madyan de Tlemcén (m.1193) y al-Sâdilí (m.1258).
 

El filósofo autodidacto
Versión latina de
El filósofo autodidacto

 
   Ibn Tufayl o Abentofail (Abubacer) nació en Guadix, en 1105, y murió en 1185-6, en Marraquex. Fue médico y versado en la filosofía neoplatónica. Su Epístola de Hayy ibn Yaqzân fue traducida al hebreo y le dio fama universal como filósofo. La versión latina, Philosophus autodidactus apareció en 1671. Su argumento trata de una especie de Robinson, que, amamantado por una gacela en una isla desierta, aprende lo que la razón humana permite conocer. Aleccionado por un ermitaño, fracasará a la hora de adaptar sus enseñanzas a la sociedad. Ibn Tufayl fue protector de Averroes. Su obra se ha asociado con la ficción de la primera parte de El Criticón de Baltasar Gracián. Parece que ambas se inspiran en un cuento popular hispanoárabe que hizo de antepasado común.
 
   Abu-l-Walid Muhamad Ibn Rušd: Averroes (1126-1198) fue jurista y médico, entre otras cosas.
Manuscrito árabe de Averroes
Manuscrito árabe de Averroes
con glosas latinas
   Protegido de los príncipes almohades, cayó en desgracia hacia 1195. Recibió el encargo de comentar a Aristóteles, a quien diferenció claramente de Platón, conciliando filosofía y religión. Escribió además obras teológicas, jurídicas, astronómicas, médicas, junto a las filosóficas. Murió en Marruecos entre el juicio y el perdón. Su influencia fue decisiva en el desarrollo de la escolástica medieval europea. obras de Averroes
Folio de las obras de Averroes

 
   Tras la derrota de las Navas de Tolosa en 1212, la decadencia es un hecho y la emigración cada vez más frecuente entre los autores andalusíes.
 
   Ibn Sahl el israelita de Sevilla (1212-1254), converso al Islam, murió ahogado en el Guadalquivir o en Ceuta, al hundirse el barco en que viajaba. Dedica sus poemas a efebos y cultiva los géneros populares o clásicos.
 
   Abû l-Baqâ` al-Rundî (1204-1285) compuso poemas elegíacos a las conquistas de Fernando III. Juan Valera los tradujo en coplas manriqueñas y creó una pequeña confusión, por la que se consideró a este poeta un precursor de Jorge Manrique. Escribió además prosas, recogidas por Ibn al-Jatîb. Una línea parecida sigue Ibn Hazîm de Cartagena, (1211-1285), describiendo Murcia en su Maqsûra. Murió en el norte de África. También emigra a Oriente Ibn al-Sabuní. Otra emigración es la evasión religiosa del sufí al-Šuštarî de Guadix (1212-1269), autor de zéjeles místicos.
 
   Ibn al-Abbâr de Valencia (1199-1260), emigró a Túnez en 1238. Su Mu`yam y su Takmila recogen biografías de escritores, siguiendo en la segunda a Ibn Baskwâl. Su Al-Hulla al-Siyarâ` (La túnica recamada) es una antología de poetas andalusíes, así como la Tuhfat al-qâdim. Murió ejecutado en la cárcel, tras una serie de intrigas como kâtib de diversas autoridades.
 
Libro  de las banderas de los campeones
Edición moderna del
Libro de las banderas de los campeones

 
    Ibn Sa`îd al-Magribî, de Alcalá la Real (1213-1286) representa el culmen de una familia de literatos. Viajó a Oriente y murió en Túnez. Continúa el Al-Mushib de Al-Hiyarî (1135) y escribe el Kitab falak al-adab, antología erudita de la lírica árabe. Se divide en Al-Masriq, dedicado a los poetas orientales -escrito en la emigración-, y Al-Mugrib fi hulâ l-Magrib, para los occidentales. De éste se tomaron los poemas para la antología del Libro de las banderas de los campeones.
 
   Otra antología es la de Ibn Dihya de Denia (1149-1235), Al-Mutrib min as`âr ahl al-Andalus.
 
   De esta época son los poetas Ibn Lubbâl (m.1284) alfaquí de Jerez, Ibn Gayyât, también de Jerez, el teósofo Abû l-`Abbâs al-Mursî (m.1287) e Ibn Abbâd de Ronda.
 
   La astronomía sigue cultivándose con al-Ricotí a quien Alfonso X hizo director del colegio de Murcia.
 

D.Miguel Pérez Rosado.
Doctor en Filología