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Evolución:
Guillaume Apollinaire, fue el principal teórico
del Cubismo, escribió Méditations esthétiques. Les peintres cubistes en
1913. En esta obra estableció las tipología y etapas del Cubismo: científico,
órfico e instintivo. Otros especialistas se han referido a las etapas con
otros nombres como fase analítica, fase hermética y fase sintética.
Todas estas denominaciones responden a un deseo de taxonomizar la inevitable evolución
del Cubismo:
1. Fase analítica:
En el primer momento, se partió de la observación de la realidad para proceder
después a su “destrucción”. Resultaba un conjunto de planos indescifrable,
lo que es en definitiva es la obra cubista. |
2. Fase hermética:
Para paliar la confusión y la difícil lectura de las obras analítica, Picasso
y Braque, empiezan a dejar pistas
en sus obras. Se empiezan a introducir detalles figurativos y esquematizados
para estimular la comprensión. Por ejemplo, las cuerdas o clavijas ayudan
a identificar la posible existencia de un instrumento musical, o un pomo
la de una mesa. En esta etapa también se hizo habitual la imitación “realista”
de caracteres de imprenta, letras o cifras, que lleva a la comprensión de
que nos hallamos ante la presencia de un periódico, de una etiqueta de botella
o de un sobre. Se empieza a imitar la madera o el mármol para sugerir por
ejemplo un violín. |
3. Fase sintética, el collage como paso previo a la escultura:
En esta fase se dio un nuevo paso. Ya no hay razón para imitar minuciosamente
una etiqueta o un sobre, sino que se toma un ejemplar real y se pega, es la técnica
del Papier collé, inventada por Picasso
y por Braque
. Se podían pegar papeles en otro tipo de material, como estera, hule… en el
momento en que se incorporan materiales cotidianos se da un paso más, asistimos
al nacimiento del Collage.
El primero que lo practicó fue Braque.
La idea es bastante audaz porque antes nunca se había incorporado al arte
un fragmento de la vida. Así se consigue el objetivo tan ansiado en todo
el mundo de la vanguardia, el unir
arte y vida. El collage nos ayuda a recuperar el referente concreto.
A partir de este momento ya no interesó el análisis minucioso, sino la
imagen global. Sobre la superficie del soporte se pegan papeles, telas
y objetos diversos, de ahí que comience a hablarse de la “introducción
de intrusos”. Con el collage se inaugura una serie de técnicas que comportan
una revisión total del acto pictórico en sí, y se ofrecen al artista infinitas
posibilidades de variación. Con el collage la técnica cambia, no sólo
se trata de pintar, sino también de añadir y construir. Esta técnica
constructiva, hace que se camine lógicamente hacia la escultura
y su tridimensionalidad. El pincel es sustituido por las tijeras y la
cola, y después los clavos y la soldadura. Los fragmentos de imagen pasan
a formar parte de un conjunto estético. Los materiales se descontextualizan,
se hacen enigmáticos y adquieren características propias.
Muchas veces se ha relacionado el arranque del collage cubista
con el Ready-made de Duchamp. El collage
se usó como nueva forma de trabajar tanto técnica como estéticamente, y derivó
hacia otras técnicas diferentes como el fotocollage.
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Escrito por:
Beatriz Aragonés Escobar. Licenciada en Historia del Arte
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