FERNANDO DE HERRERA Y LA ESCUELA SEVILLANA |
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1.- En la segunda mitad del siglo XVI existe un grupo de poetas en Sevilla con cierta conciencia de formar una escuela poética. Son compañeros, dedicados a tareas similares o relacionadas, que se tratan y apoyan entre sí. Defienden la poesía hecha con ingenio frente al entusiasmo o furor platónico y la técnica o arte frente a la simple espontaneidad.   Como maestros de este grupo, cabe citar a Juan de Mal Lara (1527-1591), autor de una Philosophía vulgar, que incluye poemas de indudable interés.   Francisco de Medina (1544-1615), además de poeta, es autor de un prólogo a la edición de las Anotaciones (1580) de Fernando de Herrera a la poesía de Garcilaso de la Vega, en el que puede verse una defensa de los poetas sevilanos. Gonzalo Argote de Molina enriquece la cultura del momento con su Discurso sobre la poesía castellana. Algunos pintores resultaron excelentes poetas como Pablo de Céspedes (1538-1603) o Francisco Pacheco (1564-1644), suegro de Diego Velázquez y autor de un Libro de verdaderos retratos. | |||
No existe un cancionero en el que se haya recogido una antología completa de la poesía sevillana de este momento, aunque conservemos unas Flores de varia poesía (México, 1577), con nombres de poetas que podrían convivir con este grupo, como Juan de Iranzo o Juan Farfán.
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  4.- Tres poetas que se encuentran a caballo entre este siglo y el siguiente tendrán una relación más o menos definida con Sevilla. Luis Barahona de Soto (1548-1595) fue amigo del granadino Gregorio Silvestre, al que dedica una de sus más bellas composiciones.
  Destaca por su lírica delicada, de temas mitológicos y sensuales. Cultiva la épica culta en su poema Las lágrimas de Angélica.   Vicente Espinel (1550-1624) es más conocido por su novela picaresca que por su poesía. Sin embargo, fue muy famosa su "Sátira a las damas de Sevilla" y sus Diversas Rimas (1591) reflejan una personalidad alegre y extravertida, que parece aproximarse, en ocasiones, a la de Lope de Vega.   Finalmente, Miguel de Cervantes (1547-1616) nunca dejó sin cultivar la poesía lírica, aunque gran parte de ella se encuentre dispersa en sus novelas. La primera de ellas, La Galatea (1585), es un libro mixto de prosa y poesía en la línea pastoril de La Diana de Jorge de Montemayor. Acaso antes de acabar el siglo, escribe su famoso soneto "Al túmulo de Felipe II", obra maestra del humor y la ironía. En este mismo estilo escribe los poemas de los "Preliminares" a la primera parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha. En tono serio escribe su "Epístola a Mateo Vázquez". El único libro de poesía que imprimió en vida fue el Viaje del Parnaso (1614), alegoría en que refleja la realidada poética de su momento de manera personal.  
D.Miguel Pérez Rosado.
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