La Arquitectura en la PROTOHISTORIA: la Edad de Hierro. Cronológicamente empieza en el año 1.000 a.C. y como su nombre indica, el descubrimiento y la utilización del hierro como metal básico es el hecho que la determina. Así, pueblos que anteriormente no habían tenido importancia en el panorama internacional aparecen ahora como referentes culturales o comerciales, complicando así la relación entre todas las civilizaciones, nuevas y antiguas.
Posiblemente estas nuevas relaciones entre pueblos provocaría asentamientos territoriales como el de Tartessos. Además estas influencias se completan más tarde por los asentamientos Griegos, Fenicios y Cartagineses, terminando históricamente con la segunda Guerra Púnica. Como población “nativa” de la península se establecen dos zonas: una la de los iberos y otra de procedencia indoeuropea y céltica, tradicionalmente denominada como los “celtas“. Estas poblaciones vivieron, comerciaron y guerrearon permanentemente con los “extranjeros”, tartesos, fenicios, griegos, cartagineses y romanos. Más tarde, aparece un nuevo concepto de pueblo, el llamado “Celtíbero“, posiblemente una evolución de todos los pueblos originarios. Esta esquemática clasificación no era la real en esta época, ya que en la Península existían una multitud de pueblos: las referencias más verídicas nos vienen de los historiadores romanos y griegos como Estrabón, geógrafo que nos dejó una idea de los pueblos que se refleja en el mapa adjunto. Siguiendo la situación geográfica ya expuesta, concretamos las expresiones arquitectónicas más importantes en cada zona de influencia:
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